El futuro es de los jóvenes. Un eslogan con el que políticos y empresarios tratan de ganarse para su causa a las nuevas generaciones. Pero en la música, cada vez más, son los adolescentes quienes se adueñan del presente. Mientras la piratería merma los ingresos de bandas consagradas hace tiempo, estrellas que no alcanzan la edad requerida para votar amasan grandes fortunas merced a la devoción de unos fans ávidos de consumir cuanto objeto relacionado con sus ídolos contemplan sus ojos.
Si en años pasados eran los componentes de Tokio Hotel o los Jonas Brothers quienes provocaban el griterío a cada paso que daban, ahora son Justin Bieber o Selena Gomez quienes concitan todas las miradas.
El canadiense pasó dos veces este año por Madrid, desatando la histeria de unos fans que se abalanzaron para adquirir ‘Under the mistletoe’, el álbum de temática navideña que editó en noviembre y que sigue entre los más vendidos en España a finales de diciembre. Unos meses antes veía la luz ‘When the sun goes down’, tercer álbum de Selena Gomez & The Scene. La novia de Justin Bieber llegó a ocupar el segundo puesto en la lista de los álbumes más vendidos en España, superando el mejor lugar alcanzado por el último trabajo de su chico. Algo que, por citar solo algunos ejemplos, no han conseguido ni Coldplay con su ‘Mylo Xyloto’ ni Rihanna con su ‘Talk that talk’. Lógico que la industria mime a estos auténticos diamantes.
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